domingo, 17 de enero de 2016

Alzheimer Precoz: El Alzheimer menos conocido.

A día de hoy, por suerte o por desgracia la mayoría conocemos en que consiste la enfermedad de Alzheimer. Digo por suerte ya que así todos estamos más atentos para responder con prontitud cuando alguno de nuestros allegados comienza a padecer los primeros síntomas. También digo por desgracia refiriéndome al hecho de que se trata de una enfermedad relativamente frecuente, siendo la enfermedad neurodegenerativa más habitual (y según estudios, la 3ª causa de muerte más común tras el cáncer y las afecciones cardiovasculares).

Y a pesar de esa frecuencia y de la forma en que afecta a quienes la sufren, aún sabemos relativamente poco sobre ella. Aunque por suerte la investigación al respecto es incesante, aún queda mucho por saber. Por ejemplo, un aspecto de esta enfermedad poco conocido es su versión precoz.

Se considera Alzheimer de inicio precoz cuando afecta a una persona antes de que esta cumpla los 65 años. Normalmente afectará a individuos de entre 50 y 60 años pero los síntomas pueden aparecer mucho antes (alrededor de los 30 años o antes incluso).

La mayoría de la gente, cuando se le habla de sujetos que sufren de Enfermedad de Alzheimer o EA, piensa en personas de la 3ª edad que van perdiendo su memoria paulatinamente y por ello necesitan de asistencia las 24 horas del día. Aunque por supuesto hay bastante de verdad en ello, también hay que matizar algunos puntos. La enfermedad por ejemplo, avanza de forma progresiva, por lo que dividimos su progreso en tres fases cada una más grave que la anterior. En sus inicios, el paciente requerirá ayuda en tareas concretas pero su vida no se verá demasiado alterada. La EA avanzará hasta que llegue a sus fases finales donde se cumplirá el estereotipo de persona totalmente dependiente, aunque como hemos dicho no siempre se tratará de personas mayores, aunque si es lo más habitual.


Un problema en los casos de EA precoz es que al ser su aparición inesperada y temprana sus síntomas pueden confundirse y la enfermedad no atenderse hasta que esta está ya bastante avanzada. Un indicador bastante fiable es cuando hay familiares que padecen la enfermedad, de modo si esta ha aparecido durante varias generaciones en nuestra familia es buena idea acudir a un especialista y estar atentos.

Cuando decimos que el EA precoz puede confundirse es porque sus síntomas tempranos pueden en efecto malinterpretarse. Por ejemplo podría darse un diagnóstico erróneo de depresión, ansiedad o incluso desordenes de personalidad. No hace falta explicar que quienes sufren EA precoz suman un nuevo componente al sufrimiento que genera la enfermedad normalmente. El afectado verá como poco a poco sus capacidades cognitivas se verán disminuidas y además verá como este proceso empieza en un momento temprano de su vida. Así pues, además de las ayudas médicas y terapéuticas apropiadas, recae sobre los familiares y amigos la tarea de brindar todo el apoyo posible al enfermo.

Por supuesto, mucho se podría hablar de la EA, sus diferentes variantes y como afectan a cada uno, los principales indicios para un diagnóstico temprano y consejos tanto para los afectados como para los que forman el entorno del mismo. Sobre todo ello hablaré en futuras entradas del blog.

miércoles, 13 de enero de 2016

Tras las Navidades: Neuromarketing

Quizás os habéis dado cuenta de que el blog no ha sido actualizado en todas las navidades (o quizás estoy siendo demasiado optimista y nadie se ha dado cuenta!). Esto es por que decidí que sería mejor no acercarse al ordenador durante estas fiestas y he de decir que creo que fue una buena decisión. Ahora, acabadas ya las navidades, tengo una larga de listas sobre temas de los que me gustaría hablar, temas que me veían a la mente estos días y que no me gustaría dejarme en el tintero. Primero que todo, y en parte como introducción al resto de entradas que han de venir, me gustaría hablar un poco de los anuncios.

Es un tema difícil de evitar, pues si los anuncios ya son omnipresentes en general, en navidades nos asaltan sin piedad para lograr que compremos, que consumamos, cuanto más mejor: Colonias, juguetes, dulces... cada sector poblacional tiene su producto que será anunciado hasta la saciedad durante estas fechas. Como viene siendo habitual, aplicaremos el prisma psicológico para analizar la ciencia del marketing, porque sí, señores y señoras, tras el marketing hay ciencia y no precisamente poca.

El marketing es el conjunto de estrategias ideadas para que el público quiera consumir el producto que se le ofrece. Cuando el marketing nació, bastaba con un eslogan sencillo pero con gancho, una melodía pegadiza (los famosos jingles) o un logotipo vistoso. Cuando estas técnicas demostraron ser mucho más eficaces de lo que algunos esperaban, no tardaron en generalizarse y por tanto empezó una especie de guerra armamentística en versión publicitaria. Cada anunciante buscaba encontrar nuevas técnicas, más eficaces que las de la competencia, para así vender más que el resto. Un buen ejemplo serían los ya famosos mensajes subliminales:
Mmm... de repente me apetece ver futurama OTRA VEZ

Y así se fueron ideando un montón de técnicas que aún hoy se usan y funcionan, pese a que todos las conocemos. Aún así, el tiempo pasa y la ciencia avanza, para bien y para mal. Debido a esto acabaría naciendo el neuromarketing (neurociencias aplicadas al marketing).

El neuromarketing se basa entre otras en las técnicas de medición de la actividad cerebral (encefalografías, RMF, PET, etc) y otras respuestas fisiológicas. Esas técnicas se usan para poder estudiar en profundidad las respuestas de los sujetos ante diversos estímulos a fin de determinar cuales les resultan más agradables, atractivos e influyentes. Lo más importante, desde el punto de vista del anunciante, es encontrar en base a que tomamos nuestras decisiones, inclusive las que no sabemos expresar ya que lo hacemos de forma inconsciente. Se crea pues la paradoja de que a veces saben más de nosotros ellos, que nosotros mismos, al menos en cuanto a nuestras decisiones consumistas.

Existen múltiples ejemplos al respecto:

  • Huele a casino: Literalmente. Todos los casinos usan un ambientador similar y esto no es casualidad. Resulta que ciertos olores activan las regiones del cerebro encargadas de tomar riesgos. Sí, el objetivo es que quienes van al casino sean más proclives a apostar en jugadas menos favorables para ellos mismos. La banca gana (siempre).
  • Berska Strikes Back: Estas navidades fui un día a comer con la familia a un restaurante que no tenía hilo musical. Todos mencionamos que extraño era aquello, ya que a día de hoy no hay local que no tenga hilo musical y aunque hay muchos establecimientos que ponen música al tuntún, cada vez son más los que saben que la música nos afecta muy profundamente. Las grandes superficies tienden a usar música lenta para favorecer nuestro paso lento, que nos fijemos en más productos y compremos más cosas. Las tiendas de moda joven por su parte usan música más rápida, asociada con la fiesta, para que asocien la tienda con la próxima vez que vayan de marcha para que compren ropa nueva... y a su vez se asocia la fiesta con ir de compras. Un bucle infinito del consumismo, vaya.
  • Bienvenidos al mercadillo: ¿Nunca os ha pasado ir a una tienda de ropa y ver montones de ropa por ahí tirados? ¿Y que los trabajadores del lugar no parecen tener mucho interés en arreglar aquel desastre? Pues es que resulta que algunas franquicias de ropa instruyen directamente a sus empleados para que no arreglen esos montones, o que al menos no lo hagan con demasiada prisa. Parece ser que esto es debido a que nuestro cerebro tiene a asociar ese desorden con precios más baratos.
  • Candy Crash Saga, Ninja Saga, Bubble Witch Saga, Saga Saga... Últimamente todo parece llamarse saga y esto es también por que asociamos las palabras con experiencias pasadas así que cada marca se aprovecha del éxito de otras, pero no era eso de lo que quería hablar... Si nos fijamos, estos juegos (la mayoría para móvil al ser el nuevo medio a explotar por las empresas del sector) se basan en mecánicas muy sencillas y vistosas (con muchos colores, sonidos, formas geométricas muy definidas y muchas explosiones con lucecitas al ganar). Todo ello debería recordarnos al primer punto, los casinos, pues aquellos comparten estas características ya que tienen en ambos casos como objetivo convertir a sus consumidores en auténticos adictos. Sólo lo diré una vez, ni os acerquéis a ellos!
  • Como contrapunto, quisiera añadir que el neuromarketing es una disciplina joven y por tanto no siempre acierta. Un buen ejemplo es el uso de modelos generalmente valorados como gente atractiva y muchas veces incluso en una actitud que alude a la sexualidad. Si bien su uso en los anuncios aumenta en parte la atención del espectador, no siempre se asocia con el producto, de manera que capta la atención pero no vende mejor. Por supuesto, hay que tener en cuenta además que ninguna técnica afecta a todos de la misma forma y es por ello que los anuncios se enfocan a un público objetivo.
Creemos que sólo nosotros mandamos sobre nuestras propia persona, pero quién auténticamente nos gobierna es nuestro cerebro y este a su vez es bastante menos racional de lo que queremos pensar. Por tanto es una buena idea conocer como funciona si queremos protegernos de quienes quieren aprovecharse de ello. Por eso retomaré este tema en breve.