viernes, 20 de mayo de 2016

Autismo: mitos y verdades

Lo primero que hay que dejar claro cuando tratamos este tema es que no existe un patrón realmente universal de cómo será la personalidad o la forma de ser de una persona con autismo ya que su manifestación comportamental y emocional dependerá en buena medida de cada individuo en concreto y no del trastorno que padece. Por simplicarlo, el autismo condiciona en cierta manera a la persona pero no la define.

Dicho esto, hay que decir que sí es cierto que el autismo se relaciona con una forma concreta y peculiar de sentir, pensar y experimentar la vida, pero incluso dentro de este tipo de trastornos encontramos diversidad y es por ello que hablamos de autismos en plural, no de autismo, siendo de hecho el término más correcto el de "Trastorno del espectro autista" o T.E.A, término que refleja esa variedad dentro de este tipo de trastornos.

Lo interesante es que hablando desde un punto de vista psicológico hay varias maneras de entender como funciona la mente de una persona que sufre T.E.A. y como esto le afecta. Estas formas de entenderlo se desarrollan en las diversas teorías que podemos encontrar a este respecto, entre las cuales encontramos la tª de la mente, la tª de la coherencia central débil, la tª de las funciones ejecutivas, la tª de la empatía y sistematización o la tª del iceberg entre otras. Vale la pena informarse un poco sobre cada una de ellas para tener un visión global del fenómeno, ya que no siempre son excluyentes entre sí.

Abarcar todas estas teorías en una sola entrada del blog sería imposible así que por ahora comentaremos las características del T.E.A. en general. Se suele definir como un neurotrastorno que afecta al desarrollo normal del individuo afectándole con déficits en sus habilidades comunicativas y de interacción social, así como desarrollando patrones rígidos y repetitivos de comportamiento en forma de conductas estereotipadas y limitación en cuento a las preferencias de actividades e intereses. Sólo entendiendo dichas consecuencias del T.E.A. podremos eventualmente comprender el modo de actuar y reaccionar ante ciertas situaciones que presentan quienes lo padecen.

Cuando aparece una conducta estereotipada conviene por ello detenerse y pensar en que puede haberla causada, cuál es su desencadenante y qué factores pueden estar manteniéndola. Algunos de los desencadenantes más comunes son:
  • Sobreexigencia: Cuando se percibe que una tarea sobrepasa las capacidades que uno posee.
  • Exceso de estímulos: Dificultad para manejar estímulos excesivos por cantidad o intensidad.
  • Falta de estímulos: Lo contrario de lo anteriormente dicho, es decir la falta de estimulación que eventualmente produce el aburrimiento.
  • Dolor: A veces las conductas estereotipadas toman forma de autolesiones, esto se debe a que dichas acciones pueden liberar en nuestro cuerpo endorfinas que producen placer. Por supuesto hay que evitar estos comportamientos a toda costa.
Ha pesar de lo dicho, insistimos en que la etiqueta de T.E.A. describe al trastorno y no a la persona, siendo el diagnóstico un mero punto de partida para la intervención. Quede claro que para alcanzar el objetivo de mejorar lo máximo posible la vida de quienes lo padecen será necesario aumentar su inclusión en los ámbitos socio-educativos y la lógica internalización de su existencia, así como la eventual aceptación de la diversidad de formas de ver el mundo que deriva así mismo de la propia diversidad humana. 


Sólo cuando esa aceptación y entendimiento sean efectivos y reales llegaremos a desmitificar las ideas y preconcepciones que lamentablemente llenan el ideario colectivo respecto al T.E.A. Algunos de estos mitos son:
  • "No quieren comunicarse", cuando la realidad es que carece de recursos comunicativos para conseguir el acercamiento, lo cual puede generar tensión, ansiedad, desconcierto o miedo en situaciones sociales.
  • "Prefiere estar solo", falso pues tiene unas necesidades sociales equivalentes a las del resto de personas. Necesitan igualmente cariño, compañía y compresión, como todos.
  • "No escucha, no entiende", de nuevo falso, ya que si nos da esa sensación es por su forma especial de percibir el mundo que les rodea. Si tratamos habitualmente con alguien que tiene T.E.A. deberemos informarnos y aprender cuál es la mejor manera de establecer la comunicación. Son muy importantes el tono de voz, las palabras que elegimos, etc.
Estos son solo algunos ejemplos, pero no es difícil encontrar muchos más. Todos ellos deberán ser sustituidos por información realista y útil, pues si los mitos aumentan la marginación de este colectivo, la verdad y la aceptación son el camino a seguir para alcanzar todo lo contrario, la verdadera inclusión.

Fuente: http://autismodiario.org/2014/09/23/estereotipias-y-autismo-para-saber-mas/

No hay comentarios:

Publicar un comentario