sábado, 28 de mayo de 2016

Videojuegos, trabajo y adicciones.

Los videojuegos tienen acérrimos seguidores desde el día en que salió el primero al mercado y con cada nueva generación de consolas más y más consumidores se han unido al disfrute de este particular medio, llegando al punto en que hoy en día llegan a ser auténticos espectáculos de masas.

Lógicamente con el crecimiento del fenómeno han llegado aquellos que se sirven del mundo del videojuego para conseguir sus metas, ya sea esta obtener un sustento económico mediante o bien la atención y admiración de la comunidad de jugadores. Ejemplos de este tipo de actividad los encontramos ya no sólo en los blogs y otras webs de noticias y críticas sobre el mercado de videojuegos, sino también en la retransmisión de las partidas que se juegan, ya sea en diferido (Youtube) o en directo (Twitch). De hecho actualmente ya existen una versión de las olimpiadas al estilo "gamer", es decir, grandes competiciones y torneos de videojuegos que en algunos casos son seguidas por millones de personas y por tanto los organizadores y participantes pueden en algunas cosas monetizar esta actividad como si de un gran evento olímpico se tratase.

Los Pokémon originales revolucionaron el el potencial socializador de los videojuegos.

La mayoría somos conscientes de la gran presencia que tienen estos productos en nuestra sociedad, pero pocas veces nos detenemos para analizar los efectos que estas actividades tienen en nuestra mente, para bien y para mal. La realidad es que podemos llegar a obtener grandes beneficios cognitivos de ellos, pero cuidado, ya que también pueden llegarse a convertirse en adicción (como todo, en realidad). Hablemos primero de los beneficios.

Los videojuegos que tienen un componente social (es decir, que en ellos participan simultáneamente varios jugadores) son una actividad competitiva y por ello moldean nuestra conducta social y nos otorgan nuevas habilidades al respecto. Además, y según sea el tipo de juego al que jugamos, mejoraremos nuestra capacidad de orientación espacial, nuestra memoria, capacidad de reconocimiento y gestión de patrones lógicos, percepción y muchas habilidad cognitivas más. Otra habilidad que mejora y que me gustaría destacar es la capacidad de resolución de problemas.

Por otra parte, y como he dicho antes, los videojuegos como toda otra actividad que nos produce placer puede acabar convirtiéndose en una adicción si no vigilamos las horas que le dedicamos. Psicológicamente consideramos adicción toda actividad que altera de forma negativa y significativa la vida normal de una persona al tener esta que dejar de lado otras actividades que normalmente realizaría. Una adicción afecta a nuestra capacidad académica y merma nuestra vida social, entre otros.

Aunque todos los juegos son potencialmente adictivos, por su diseño y características unos lo son más que otros.

Para el común de los mortales es sencillo reconocer si nos gustan los videojuegos o si nos hemos convertido en adictos, pero esta línea se difumina cuando los hemos convertido en nuestra forma de ganarnos la vida y por ello ya no es un hobby, sino un trabajo. Tengamos en cuenta que para mantener este modo de vida es necesario jugar durante muchas horas cada día, practicando, grabando las partidas o compitiendo, hasta que el jugador ya no percibe todos los recursos dedicados a la actividad como algo negativo ya que a cambio está obteniendo ciertos beneficios.

El problema es que aunque el sujeto no perciba esta actividad como un problema, los efectos patológicos siguen muy presentes lo que implica que la vida de esta persona puede llegar a ser dominada por la actividad en cuestión y perjudicarles mucho con efectos a nivel social, psciológico y emocional. En cierto sentido podemos hacer una analogía con los llamados "adictos al trabajo", solo que en este caso en concreto es un trabajo que a muchos les puede parecer más interesante y menos pesado que otros más clásicos.

Un adicto al trabajo se define como alguien que se percibe como una persona de éxito en ese ámbito, o al menos capaz de producir más que el resto, que usa la actividad laboral como forma de evasión de los problemas personales, sociales y emocionales, y que por todo ello vive por y para el trabajo, dejando de lado el esto de esferas de su vida.

Aquellos que enfocan sus esfuerzos laborales a jugar a videojuegos además no suelen tener en mente una meta que pueda ser realizada con facilidad pues lo cierto es que muy pocos jugadores profesionales llegan a ganar suficiente dinero como para dedicarse exclusivamente a esta actividad. La realidad de nuestra sociedad es que la mayoría de escritores o músicos no obtienen suficiente dinero en base a su actividad por mucha calidad que tengan sus obras, pues la industria prefiere mantener a unos pocos elegidos y hacer llegar sus creaciones a la grandes masas. Así pues ¿Por qué iba a ser distinto el mundillo de los gamers o "videojugadores".

De todas formas, lo importante es saber que los videojuegos nos ofrecen además de diversión una serie de beneficios que podemos aprovechar si hacemos un uso responsable de ellos. Nos entretienen, nos dan tema de conversación con nuestros amigos y mejoran nuestras capacidades mentales, ¿qué más se puede pedir? Como norma general y para evitar la adicción a esta u otras actividades, habremos de atender al número de horas que les dedicamos y cuando dejan de ser para nosotros un divertimiento y pasan a ser una actividad que realizamos por mera costumbre u obligación.

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